lunes, 4 de abril de 2016

Lucy.

 Era una tarde en un pequeño pueblo muy poco reconocido de Ucrania,la pequeña Lucy de apenas 5 años de edad yacía en su dormitorio decorado con pequeñas guirnaldas de variados colores,pequeños muñecos desordenado por aquel entorno. Todo era de colores pastel, no había ni un solo color oscuro.
La pequeña Lucy sentada en su cama con dos hojas en mano y varias crayolas de color negro,verde y gris dibujaba sus pequeños amigos.
Ella tenia dos amigos, cualquiera en su sano juicio que viera con mucha atención los dibujos de aquella niña de 5 años de edad, se daría cuenta que eran diabólicos.  Habían dos que para ella eran los mejores Tomy un niño de 3 años que no tenia brazos ni piernas. Y por el otro estaba Hurten que no tenia ojos,brazos y piernas. El solo escuchaba todo lo que decías,este amigo tenia 18 años de edad.
Lucy con apenas 5 años tenia una mente abierta y de una muy buena imaginación, lo que  los padres de Lucy no saben , es que ella sabe hablar con esos amigos,esos amigos son muertos y solo ella sabe invocarlos. Miraba con discreción para ver si los padres ya se habían ido a descansar volteaba para un lado y para el otro y luego.. se agachaba para mirar debajo de su cama y escucho en un susurro tibio en su oído izquierdo "Aquí estamos"

domingo, 3 de abril de 2016

La carta.

La carta.
Escribo esta carta enfundada en mi pijama gris. Afuera el aire sopla violentamente y las ramas chocan ruidosamente en mi ventana. 
Tengo el cabello revuelto (como siempre) y un té de menta humea apaciblemente dentro de la taza azul. 
Escribiré esto rápidamente y me iré a dormir temprano.
Querido tú:
Estas letras están llenas de confesiones nunca antes dichas, no por mí, de menos. 
Hace muchos años que vengo amándote. 
Es cierto, muy a mi pesar, muy en contra de la lógica y la estabilidad emocional, yo te amo. 
Te amo cuando me llevas a bailar en las noches y cuando caminamos de la mano en medio de la calle y empieza a llover. 
Te amo cuando despierto entre tus brazos, con tu sudor pegado a mi espalda y los sonidos de tu cuerpo me vuelven a arrullar y regreso a dormir. 
Te amo cuando me miras en medio de toda la gente y me sonríes y entonces sé que solo me miras a mi y me siento segura. 
Te amo cuando caminas y quisiera perderme en tus brazos y no ir a trabajar por estarte contando las pestañas, besándote los lunares, haciéndome daño con tu barba que pica y cantándote una canción. 
Te amo cuando me tomas de la cara y me besas y el tiempo se detiene y siento que podría morir mil veces si cuando abro los ojos estas tú. 
Así te amo, muy a pesar de la lógica, a pesar de que no debería amarte, a pesar de que debería mantenerme lejos de tu cuerpo. 
A pesar de que estoy sola y duele, y debería estar en otro sitio, e irremediablemente regreso a buscarte , a contestarte, a reír abajo de tu cuerpo. 
Debería irme lejos por que no eres mío. Por que nada de esto es correcto. 
Por que después de hacernos el amor, igual como uno se hace a la mar, tienes que ducharte, peinarte en el espejo de la habitación en turno, no olvidar tu reloj y tu cartera y salir a dormir en otro cuarto. 
En otra cama. Con otra mujer. 
Y ser feliz. Y sonreír, y preparar el desayuno y frenar el impulso de escribirme y darme los buenos días. 
Y yo salgo horas después de aquel hotel, cuando el hambre llama a la habitación. Y me desperezo, y me meto a duchar. Y hago recuento mental de mis pertenencias para no olvidar nada. 
Y sé que amarte no lleva a ningún sitio. 
Que siempre eres lejano como enfermedad fulminante. Y yo soy, sólo la mujer que ocupa una fracción de tus pesadillas. 
A la que nadie puede ver en público. 
La que no se le permite ningún reconocimiento.
La puta, la amante, la cabrona. 
La mala del cuento pues.
Pero te amo, es verdad. A pesar de que no está permitido amarte.
Y quemaré esta carta que no te puedo enviar y me iré a dormir en mi cama que no habitas.
Buenas noches amor mío. 
Hasta el amanecer. 
(Ven a dormir en mis sueños).
Atentamente:
La mala.

Recuerdo.